Isola Spagnola Nova. Giacomo Gastaldi. 1548. http://www.fairmaps.com/
Resumen
Este estudio presenta una caracterización
histórico-iconográfica de los mapas de la Isla de Santo Domingo, recogidos
desde finales del siglo XV hasta la última mitad del XIX.
A partir del análisis realizado de las diferentes fuentes consultadas se llegó
a las siguientes conclusiones:
(a) - La historia de la cartografía de la Isla de Santo Domingo ha de plantearse partiendo de una serie de situaciones dadas en el contexto sociocultural, económico y político durante los años de la colonización.
(b) El estudio iconográfico de los mapas revela diversos acontecimientos que pueden ser descodificados a partir de la relación entre los objetos estéticos, el discurso narrativo, el orden político y cultural establecidos, según la época.
(c) Las producciones cartogràficas más destacadas en torno a las Isla de Santo Domingo están en consonancia con los principales cartógrafos, editores, dibujantes y grabadores de documentos cartogràficos que sobresalieron en el continente europeo.
(a) - La historia de la cartografía de la Isla de Santo Domingo ha de plantearse partiendo de una serie de situaciones dadas en el contexto sociocultural, económico y político durante los años de la colonización.
(b) El estudio iconográfico de los mapas revela diversos acontecimientos que pueden ser descodificados a partir de la relación entre los objetos estéticos, el discurso narrativo, el orden político y cultural establecidos, según la época.
(c) Las producciones cartogràficas más destacadas en torno a las Isla de Santo Domingo están en consonancia con los principales cartógrafos, editores, dibujantes y grabadores de documentos cartogràficos que sobresalieron en el continente europeo.
Palabras claves: Cartografía, mapas, Santo Domingo, cartógrafos y
iconografía.
Introducción
La costumbre de dibujar y utilizar la imagen
como complemento a cualquier mensaje ha ido evolucionando y adaptándose a las
circunstancias sociales e ideológicas de cada época sin desaparecer en ningún momento de la
historia. Esa “imitación” de la realidad o mejor dicho, la búsqueda del parecido -como bien dice Freedberg- es lo que marca nuestros
intentos de hacer presente lo ausente y vivo lo muerto (Freedberg, 1992). Se ha dicho que los mapas tratan de ser un reflejo de la realidad, este tipo
de imágenes siempre serán interpretativas, pues tratan de ser una adaptación o interpretación del
mundo físico puesto que es imposible recrear la realidad de determinado
territorio en una superficie plana.
Por lo tanto es preferible examinar los mapas, percibiéndolos como una expresión del estado contemporáneo del conocimiento y a su vez como la representación gráfica del mismo. Hay un elemento no establecido en la realidad física, que los autores filtran al momento de trazar o diseñar un mapa. Los intereses, sean estos políticos, socioculturales, económicos o religiosos, modifican y alteran los acontecimientos tratando de recrear un mundo autónomo, reorganizado de acuerdo a sus inquietudes e intereses. Así, la relación entre verdad y mentira en el diseño de los mapas no es un problema significativo, es precisamente esta ambigüedad la que los ubica en ese espacio intermedio entre lo existente y lo imaginado, entre lo falso y lo verdadero convirtiéndolos los en una puerta de entrada privilegiada para observar las profundidades de la cultura y sociedad que lo han generado.
Por lo tanto es preferible examinar los mapas, percibiéndolos como una expresión del estado contemporáneo del conocimiento y a su vez como la representación gráfica del mismo. Hay un elemento no establecido en la realidad física, que los autores filtran al momento de trazar o diseñar un mapa. Los intereses, sean estos políticos, socioculturales, económicos o religiosos, modifican y alteran los acontecimientos tratando de recrear un mundo autónomo, reorganizado de acuerdo a sus inquietudes e intereses. Así, la relación entre verdad y mentira en el diseño de los mapas no es un problema significativo, es precisamente esta ambigüedad la que los ubica en ese espacio intermedio entre lo existente y lo imaginado, entre lo falso y lo verdadero convirtiéndolos los en una puerta de entrada privilegiada para observar las profundidades de la cultura y sociedad que lo han generado.
Ello conduce a la realización de un análisis meticuloso de los elementos que conforman el documentos cartográfico: la ornamentación, las técnicas de elaboración, como sistema de
comunicación, los valores estéticos, el mercado editorial en el que se desarrollaron y el auge del coleccionismo de mapas antiguos, hecho que demostró una amplia aceptación sobre este tipo de objetos.
comunicación, los valores estéticos, el mercado editorial en el que se desarrollaron y el auge del coleccionismo de mapas antiguos, hecho que demostró una amplia aceptación sobre este tipo de objetos.
Finalmente, tomando en cuenta la vinculación
temprana de la cartografía con el arte, se plantea explorar no sólo por el
carácter “pictórico” y "dibujístico", propio de los mapas antiguos,
sino el contexto de producción, con la participación efectiva de cartógrafos,
dibujantes y grabaditas que imprimieron en sus dibujos, códigos, técnicas y
modalidades de percepción de la realidad. Además, se toma en cuenta, en mucho
de los casos, aspectos históricos estrechamente vinculados a la ejecución del
mapa y la intervención de aquellos que de manera directa o indirecta los
comisionaban.
Objetivos
- Describir desde la perspectiva bibliográfica la historia de la
cartografía de los mapas de la Isla de Santo Domingo, en el contexto histórico
y con la cartografía europea de la época.
-
Establecer las implicaciones de los mapas de la Isla de Santo Domingo con las
diferentes técnicas artísticas; de la misma forma establecer quiénes fueron sus
productores entre los que se encuentran cartógrafos, dibujantes, grabaditas,
editores e identificar los lugares de fabricación.
-
Identificar las principales colecciones de mapas de la isla de Santo Domingo
existentes en la República Dominicana, y estudio en torno a su historia,
procedencia y condición.
-
Identificar una serie de elementos iconográficos presente en los mapas de la
Isla de Santo Domingo y establecer su relación con el pensamiento ideológico y
estético de cada una de las épocas en que fueron usados.
Justificación
A lo largo de nuestra historia se han producido
numerosos documentos dedicados a la evolución y desarrollo de la cartografía y
sus implicaciones con las técnicas del arte (ya sea de forma directa o
indirecta), específicamente el dibujo, el grabado, el soporte (sobre todo
papel), marcas de agua (filigrana) y la aplicación de color. Entre esos documentos podemos citar: Decorative
Printed Maps of the 15th to 18th Centuries de R. Skelton (1967), Five
Centuries of map printing de David Woodward (1975) y Antique
Maps de Carl Moreland y David Bannister (2000). Por otra parte se han producido trabajos que
recopilan y describen cronológicamente mapas (imágenes) vinculados a un
determinado país o región, The Mapping of North America: A List of
Printed Maps 1511- 1670 de Philip D. Burden (1996). Asimismo se ha
publicado de forma sistemática breves reseñas biográficas de quienes produjeron
este tipo de documentos, los trabajos realizados por estos y las fuentes
bibliográfica de donde provienen, entre estas podemos citar: Maps
and map-makers de R. V. Tooley (1962).
También los mapas han sido estudiados desde la
perspectiva filosófica, donde se recurre a una fascinante articulación de
diversos puntos de vistas teóricos, como la semiótica, la iconografía y la
sociología, para demostrar que el valor fundamental de la cartografía colonial
era conocer, intervenir y controlar el espacio constituyéndose así como un
instrumento de poder. En su libro The New Nature of Maps. Essays in the
History of Cartography, John Brian Harley (1932-1991), esboza estas ideas y
al mismo tiempo construye sus propias interpretaciones en la que asume que los
mapas son objetos culturales y políticos, y desde allí, propone una lectura
crítica de la cartografía. Harley también plantea que el cartógrafo es un
sujeto social, enfrascado dentro de los intereses políticos que conforman la
situación social de su época, cuyo conocimiento no es imparcial, está inserto
en las confabulaciones del poder y a la vez es un instrumento de aquel. David
Woodward se interesó por el tema de la producción y consumo de las imágenes
cartográficas, publicando diversas aportaciones. De su lectura se desprende que
tales ejemplares comienzan a suscitar otro tipo de interrogantes entre los
estudiosos, ya que profundiza en las circunstancias comerciales, artísticas y
sociales en las que cabe insertar esta producción gráfica.
Sin embargo, con todo y que la República
Dominicana posee una variada y rica producción de materiales cartográficos, no
se ha podido encontrar unos antecedentes específicos y concretos que sitúe
estos y otros elementos dentro de la configuración de un texto dedicado
específicamente a la cartografía de la Isla de Santo Domingo. Por lo tanto esta
investigación se considera relevante ya que pretende aportar informaciones
valiosas sobre los mapas antiguos de la Isla de Santo Domingo tomando en cuenta
los rasgos esenciales de los estudios antes mencionados y sobretodo partiendo
del propósito de llamar la atención sobre la existencia de estos mapas, su
calidad y su cantidad aproximada, datos, hasta el momento, prácticamente
desconocidos por la mayoría de los dominicanos. Hasta la fecha, no existen
investigaciones en torno a estos mapas planteadas de la forma en que propone
este estudio.
Antecedentes
Cabe señalar que las investigaciones efectuadas
en torno a los mapas antiguos de la Isla de Santo Domingo, hasta la fecha, han
sido planteadas de manera parcial y limitada. Al respecto, la mayoría de estos
estudios consisten en publicaciones de listas ordenadas de manera sistemática
sin dar a conocer, en muchas ocasiones, las fuentes bibliográficas de donde
proceden, el tipo de técnicas empleadas para la fabricación de los mismos, los
autores y las circunstancias históricas que acarrearon la producción de estos.
Aun así, se consideró que estas fuentes de información representan un punto de
partida valioso para llevar a cabo este estudio, ya que nos han permitido
identificar la falta de áreas relevantes que fueron tomadas en cuentas en todo
el proceso del tema objeto de este estudio.
Entre las primeras publicaciones que registran
de manera concreta la cartografía de la Isla de Santo Domingo, de las cuales
tenemos noticias, se destaca la obra de Antoine Hyacinthe Chastenet de Puysegur
titulada Le Pilote de l'Isle de Saint-Domingue et des
débouquemens… (1787), la cual contiene mapas grabados en cobre e
ilustraciones que muestran algunos de sus principales accidentes montañosos
(perfiles topográficos). Estas ilustraciones están acompañadas de una amplia
descripción geográfica sobre la isla en su totalidad y de manera particular la
parte francesa (Haití), así como de otras islas adyacentes. Para esta época
aparecen libros que ilustran sus textos con mapas de la isla, tales como Idea
del valor de la Isla Española de Antonio Sánchez Valverde (1785), Description
topographique et politique de la partie espagnole de l'isle St. Domingue de
M. L. E. Moreau de St. Mery (1796), An historical survey of the French
Colony in the Island of St. Domingue de Bryan Edwards (1797). Para
1889 H. Ling Roth publica Bibliography and Cartography of Hispaniola,
en donde da a conocer una extensa lista de mapas relacionados con la Isla de
Santo Domingo.
Entrado el siglo XX P. Lee Phillips pública un
catalogo titulado A List of Maps of America in the Library of Congress (1901),
en donde se listan unos pocos mapas de la isla pertenecientes a la colección de
la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. En 1929, el Doctor Carlo
Frati publica un libro titulado El mapa más antiguo de la Isla de Santo
Domingo (1516) y Pedro Martyr de Anglería.
En cuanto a la producción de estudios
relacionados con estos mapas en la República Dominicana, en la primera mitad
del siglo XX el tema de la cartografía suscitó el interés historiadores como
Luís E. Alemar quien en pocas líneas manifestó su preocupación por la poca
atención que hasta esa época se había prestado a la cartografía de la Isla de
Santo Domingo en un extenso artículo titulado Apuntes para la
Cartografía Dominicana, que fue publicado en varios números del Boletín del
Archivo General de la Nación (1938-1942). Alemar, pionero en el país sobre el
tema, recoge sistemáticamente las fichas de cartas, mapas y planos elaborados
desde el siglo XVI hasta el XIX. Estas informaciones fueron recopiladas en
instituciones como el Archivo General de Indias, la Biblioteca Nacional de
París, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y en el Museo Británico
(estos documentos hoy se encuentran depositados en la Biblioteca Británica). Es
posible que este haya sido el primer acercamiento al estudio de los mapas de la
isla por parte de un dominicano.
En 1976 se publica el inventario, hasta la
fecha, de la colección de Juan José Pacheco, la cual hoy se encuentra dispersa
en varias instituciones, titulado Catalogo de Mapas Dominicanos y de la
Isla de Santo Domingo existentes en la Central de Créditos, C. Por A. de
Pedro Julio Santiago. Posteriormente, en un trabajo destinado a mostrar la
importancia de algunos de los ejemplares pertenecientes a instituciones publica
y a coleccionistas privados el historiador Emilio Rodríguez Demorizi publica Mapas
y Planos de la ciudad de Santo Domingo (1976). En donde se muestra una
considerable muestra de mapas antiguos de la Isla de Santo Domingo desde el
siglo XV hasta finales del XIX. Y, sin duda, movido por el afán de animar su
consulta, efectúa una breve descripción.
Evidentemente, gracias a las valiosas
aportaciones que han intervenido en la consumación de esta obra, hace de este
libro un corpus imprescindible en el estudio de la cartografía antigua de la
isla. Un año más adelante Pedro Julio Santiago publica un catalogo conocido
como La Isla de Santo Domingo Mapas y Planos (1977). Dentro de
las publicaciones del Museo de las Casas Reales. En esta
publicación Santiago no solo da a conocer algunos mapas y planos de la isla
sino que reseña de manera cronológica aspectos vinculados directamente con cada
uno de estos, tales como la descripción topográfica e hidrográfica, además identifica
algunos autores de los mismos.
A diferencia de las tres publicaciones de la
última parte de los años setenta, desde la década del ochenta hasta la fecha
podría hablarse de un momento desolado en cuanto a la producción de textos
enfocados al conocimiento de nuestra cartografía. Será a principios del año
2000 cuando FairWinds Antique Maps. http://www.fairmaps.com, (Compañía dedicada
a la venta de mapas antiguos propiedad de Ralph Magnus y Joseph Gonzalez)
celebra una exhibición de mapas antiguos en el Museo de las Casas Reales, donde
se exponen unos 40 mapas y se realiza un modesto catálogo, en el que Bernardo
Vega reseña algunos aspectos históricos de los mismos.
Pese a la dimensión e importancia es un tema al
que en la República Dominicana no se la ha prestado la atención que merece, por
lo que, para los más interesados, la información disponible –tanto del
patrimonio, como de la labor y efectos producidos por la misma- nos resulta, no
solamente escasa, sino parcial –especial y temporalmente-, e insatisfactoria en
muchos de sus aspectos e interpretaciones. En definitiva, esta investigación,
no pretende dar una respuesta categórica a este vacío, sino más bien,
incentivar y ser parte de una iniciativa para la profundización sobre los
valores y los méritos que posee todo este patrimonio.
Metodología
A partir del enfoque cualitativo hemos tratado
una serie de situaciones sociales que se entrelazaron alrededor de los mapas ya
que este nos permite dar cuenta de los procesos desde un orden comprensivo y
una aproximación participativa de algunos de los protagonistas que
intervinieron en su producción, facilitando el proceso de investigación a
desarrollar por medio de la construcción integral del conocimiento, permitiendo
la categorización de la información. Del mismo modo se recurrió a la
combinación de varios procedimientos de investigación que propugnan la búsqueda
de una serie de rasgos que identifican el equilibrio entre los aspectos
científicos, culturales y artísticos que impulsaron el conocimiento de la
cartografía. En primer lugar, fue esencial como punto de partida la lectura
sistemática de libros y artículos alusivos a la cartografía y los mapas
antiguos, así como la visualización de los mapas objeto de nuestro estudio.
Se ha empleado el tipo de la investigación
histórica, siguiendo su proceso evolutivo para entender la situación actual
de los mapas. Asimismo se empleó el tipo de la investigación documental la
cual consistió en el análisis de la información escrita con el propósito de
establecer relaciones, diferencias, etapas, posturas o estado actual del
conocimiento respecto del tema objeto de estudio. Finalmente, también se
utilizó la Investigación descriptiva para establecer y reseñar las
características o rasgos de los mapas y algunos de los autores que
intervinieron en la producción de ellos.
Una vez hemos considerado el foco y las
cuestiones de estudio propias de las técnicas artísticas, así como otros
factores que intervienen en los procesos de la cartografía antigua de la Isla
de Santo Domingo consideramos necesario el hecho de esclarecer que esta
investigación ha optado por los siguientes métodos. Se ha utilizado el método
inductivo para obtener conclusiones partiendo de hechos particulares
aceptados como validos, para así llegar a características universales que se
postulan como leyes, principios o fundamentos de una teoría. También se ha
planteado el Analítico-Sintético, al estudiar los hechos,
partiendo de la composición del objeto de estudio en cada una de sus partes
para estudiarlas en forma individual (análisis), y luego se ha integrado dichas
partes para estudiarlas de manera holística e integral (síntesis). En cuanto al Histórico-Comparativo consistió
en establecer la semejanza de fenómenos culturales, infiriendo en una
conclusión acerca de su parentesco genético, es decir, de su origen común.
La técnica de la observación directa nos
permitió obtener información directa y confiable. El Análisis de documentos
recogidos sobre el tema que estuvo basado en fichas bibliográficas que nos
permitieron estudiar los mapas estampados. En tanto que la técnica de análisis
de contenido nos da a conocer las entrelíneas de cada mensaje, o
determinar la manera como son llevados estos mensajes a los diferentes
públicos. Inicialmente se hace un análisis de contenido de los materiales
relativos al tema, a través de dos fuentes documentales; el material
bibliográfico y el mapa como fuente primaria de información.
Resultados y Discusión
La producción de mapas y cartas náuticas que
representa la Isla de Santo Domingo ocurre poco después de la llegada de los
conquistadores españoles al Continente Americano. Cristóbal Colón,
auxiliado por los exploradores Diego Márquez, Alonso de Ojeda y Gines de
Gorvelán, por ordenes de los Reyes Católicos, entre 1493 y 1498 dibujó las
denominadas Cartas de Marear, una serie de mapas que los
informarían acerca de la situación geográfica de los nuevos territorios y a la
vez ello constituirían la legitimación de los tales, como propiedad absoluta de
la Corona. Desafortunadamente, poco se sabe del destino final de estos mapas,
solo contamos con algunas referencias bibliográficas como prueba de su
existencia.
A principios del siglo XVI, el naciente interés
por obtener informaciones sobre la composición geográfica de la isla se hace
evidente con el mapa trazado entre 1508 y 1509 por el piloto y cartógrafo
español Andrés Morales, quien fue comisionado por el gobernador Nicolás de
Ovando de recorrer toda la isla y dibujar un mapa. Posteriormente, entre 1511 y
1513 se realiza un importante mapa atribuido a Pedro Mártir de Anglería que
muestra parte de las Antillas Mayores, cuya circulación
resultó ser prohibida por el rey Fernando el Católico para evitar que los
extranjeros se informaran de los descubrimientos hechos por los
españoles.
Si bien es cierto que España fue la primera en
producir mapas que representaban la Isla de Santo Domingo poco se sabe de la
cuantiosa cantidad de materiales cartográficos producidos durante el periodo de
la colonización. De los cartógrafos que se destaca podemos mencionar a: Alonso
de Santa Cruz (1560); Juan López de Velasco; Antonio de Herrera y Tordesillas
(1601); Bernardo Espinosa (1721); Luis José Peguero (1762); Manuel Sánchez
Valverde (1730); Pedro Alcantara Espinosa (1765); José Solano y Botes (1776);
también sobresale los trabajos de Tomás López de Vargas Machuca y Juan López.
Aunque Italia no estuvo directamente vinculada a
los acontecimientos acaecidos en la Isla de Santo Domingo, durante el periodo
de la colonización, sus cartógrafos, dibujantes, grabadores y editores
produjeron una importante cantidad de mapas sobre la misma, dándola a
conocer a una mayor proporción de personas a través de las numerosas
publicaciones de libros de viajes, cuyas informaciones provenían de algunas de
las tradicionales fuentes, como embajadores, diplomáticos y la periódica visita
de obispos y misioneros, además de las traducciones de obras producidas por los
españoles, así como el intercambio de correspondencias. Sin embargo es válido
aclarar que desde la primera mitad del siglo XVI, la producción cartográfica
italiana se circunscribió en su mayor parte a incorporar sistemáticamente al
contorno de la Isla las informaciones españolas, siguiendo en este sentido a
Juan de la Cosa, Andrés de Morales, los mapas atribuidos a Pedro Mártir, así
como sus narraciones del Nuevo Mundo.
Los mapas italianos se destacan por poseer una
decoración simple y elegante, los títulos fueron concentrados en las cartelas
de igual modo sus diseños serán más sobrios; la decoración o motivos pictóricos
superfluos serán desvanecidos de la superficie de los mapas, excepto del área
que corresponden al mar, que frecuentemente está adornada por las tradicionales
embarcaciones y en rara ocasiones por monstruos marinos. Entre los mapas que se
publica en esta época primeramente sobresalen los de Benedetto Bordone (1528) y
el atribuido a Giovanni Battista Ramusio (1534, 1556 y 1565), Giacomo Gastaldi
(1548); luego: Girolamo Ruscelli (1561, 1562, 1564, 1574, 1598 y 1599); Antonio
Lafreri, Fernando Bertelli (1566), Paulo di Forlani (1566) Girolamo Porro
y Tommaso Porcacchi (1572, 1576, 1590, 1604, 1605, 1620, 1683 y 1713); Sir
Robert Dudley y Antonio Francesco Lucini (1646 y 1661). Vincenzo María Coronelli (1695) y (1696-97);
Giuseppe Maria Terreni (1763); Tommaso Masi (1777); Antonio Zatta (1779);
Giovanni Maria Cassini (1798); Antonio Barbiellini (1807) y Luigi Rossi (1821).
El ocaso de la industria cartográfica italiana
se produce bruscamente, en torno a 1570, tras sus dilatados años de esplendor.
La súbita crisis fue motivada, en gran parte, por la feroz competencia
desatada, primeramente, en los talleres de Amberes, con la publicación del
Theatrum Orbis Terrarum, cuyos ejemplares combinan otras cualidades
explicativas y estéticas que vertiginosamente cautivó la atención del público y
posteriormente Ámsterdam se consolidará como la ciudad de mayor producción,
logrando con esto que durante todo un siglo Holanda alcanzase una verdadera
Edad de Oro en la cartografía. Los autores holandeses, con el apoyo de una
activa y próspera industria editora, acapararán el mercado y dotarán de mayor
reconocimiento científico a sus productos, los atlas, mapas sueltos y otros
tipos de documentos cartográficos.
La principal característica de los mapas
holandeses es su valor decorativo, conseguido mediante el empleo de gran
cantidad de iconografía, no sólo como adorno del título, sino también bordeando
sus márgenes, e invadiendo el campo propio del mapa. En ellos aparecen las
rosas de los vientos con diseños muy diversos, barcos trazados sobre las zonas
marítimas, elementos imaginarios en las zonas inexploradas, etc., con un estilo
bastante barroco, de rasgos largos y con curvas decorativas de fantasía. En
Holanda hallamos nombres como: Cornelius van Wytfliet (1597, 1598 y 1615);
Barent Langenes (1598-1609); Petrus Bertius (1598/1602 y 1610) Gerard Mercator
y Jodocus Hondius (1613); Pieter van den Keere; Johannes de Laet y Hessel
Gerritsz (1625, 1630 y 1633); Jan Jansson (1636); Willen Janszoon y Joan
Blaeu; Frederick de Wit (1680); Nicolás Visscher II ((1686?); Pieter Vander Aa (1706); Johannes van Keulen (1730).
En Alemania encontramos un considerable número
de imágenes destinadas a representar acontecimientos ocurridos en la Isla de
Santo Domingo, entre estas imágenes hallamos mapas elaborados por importantes
cartógrafos, dibujantes y grabadores como Théodore de Bry (1594); Johannes
Matalius Metellus (1598); Alain Manesson-Mallet (1686); Johann Ulrich Müller (1692); Heinrich Scherer
(1700); Johann Georg Schreiber (1735); J.F. Schroter (1752) y Paul Küffner (1777).
Las continuas irrupciones francesas en territorio
de la Isla de Santo Domingo durante casi más de dos siglos, motivaron la
producción de materiales cartográficos a distintas escalas, por parte del
ejército francés y diversos cartógrafos que estuvieron al servicio de la
monarquía. Buena muestra de ello es la vasta colección de mapas y planos sobre
la isla que se publicaron desde finales del siglo XVII y durante todo el siglo
XVIII y gran parte del XIX, coincidiendo con la época de esplendor de la
cartografía francesa, que tras el declive de los Países Bajos, poco a poco va
adquiriendo mayor prestigio, para llegar a convertirse casi en exclusiva. Los
mapas tienen un carácter estético marcadamente didáctico de tipo general.
Los primeros rastros cartográficos de la Isla de
Santo Domingo aparecidos en Francia los aporta André Thevet. En Francia,
durante todo el siglo XVII la producción y publicación de mapas estuvo dominada
por un pequeño número de familia, entre los que sobresalen nombres tales como:
Nicolas Sanson d'Abbeville (1658, 1664, 1667, 1670 y 1676); Pierre DuVal
d'Abbeville (1668). Por esta época, se destaca la labor de Nicolás de Fer (1715
y 1723); Amédée-François Frézier (1724); Guillaume de L'Isle (1730), otra
edición aparecen alrededor del 1757, publicada por los editores holandeses
Covens y Mortier en Ámsterdam; Jean-Baptiste Bourguignon d'Anville (1731);
Georges-Louis le Rouge (1748); Gilles Robert y Didier Robert de Vaugondy (1750,
1757, 1783 y 1793); Jacques-Nicolas Bellin ( 1754, 1764); Rigobert Bonne
(1780); Chastenet-Puisegur (1787) y J. B Poirson (1803).
Para el siglo XVIII Inglaterra se había
constituido en la primera potencia marítima europea. La extensión de sus
dominios en ultramar y el consiguiente aumento del comercio pusieron de
manifiesto, una vez más, la necesidad de disponer de buenos mapas. Londres se
convirtió en un centro cartográfico de primer orden, compitiendo con París, al
mismo tiempo que en el resto de Europa se llevaba a cabo una importante labor
cartográfica. Muy sobresaliente en este periodo Charles Price (1730); Emanuel
Bowen (1742); Thomas Kitchin (1758); Thomas Jefferys (1760, 1794); John Lodge y
John Bew (1783) y William Faden (1796).
A mediados del siglo XIX se inicia el desarrollo
de la cartografía republicana, poco después de la independencia proclamada por
los Trinitarios (1844) aparece el primer mapa donde figura el nombre de la
Republica Dominicana bajo el titulo: Carte de L’Isle de St. Domingue (1846) de
la autoria de Schwderslé de Saint André. Acerca del mapa Lepelletier de St dice
que fue “levantado según los documentos más modernos”. Este mapa servirá de
base para la elaboración del primer mapa republicano comisionado por el
presidente Buenaventura Báez a Sir Robert H. Schomburgk (1858) quien lo comenzó
a confeccionar en 1852.
El coleccionismo de mapa en la República
Dominicana
Debido a la escasa documentación existente en
torno al origen de las colecciones de mapas antiguos que hoy se encuentran en
la República Dominicana se hace difícil precisar cuándo se inicia el
coleccionismo de documentos cartográficos en el país.
Gracias a las aportaciones brindadas en 1938 por
el estudioso de la cartografía Luis E. Alemar, pudiéramos presumir que a partir
de esta fecha surge cierto interés por conocer los mapas que representan la
Isla de Santo Domingo. Alemar se quejaba de que nuestros mapas se encontraban
dispersos en diferentes archivos, museos y otro tipo de colecciones en el
extranjero (Alemar, 1938). Según señala el destacado historiador dominicano
Emilio Rodríguez Demorizi, Alemar fundamentó su investigación en las
colecciones cartográficas de los cuales tenía noticias, principalmente del
Archivo de Indias, la Biblioteca del Congreso, de los Archivos de Paris, del
Museo Británico y de obras en las que aparecían reproducciones cartográficas
(Demorizi, 1976).
Hacia mediados del siglo XX comienzan a aparecer
colecciones de mapas en archivos del Estado Dominicano. Una de éstas es la
perteneciente a la Biblioteca de la Universidad de Santo Domingo, en donde se
realizó en 1952 la primera exposición de mapas de que se tiene registro, en
donde se exhibieron mapas antiguos y modernos, y del mismo modo otros tipos de
documentos cartográficos, en el marco de la celebración de la Sexta de Reunión
Panamericana de Consulta sobre Cartografía. Esta exposición fue seguida de otra
realizada en 1966 en la misma universidad, (Universidad Autónoma de Santo
Domingo, UASD) titulada: Mapas y Grabados Antiguos de la Isla de Santo Domingo,
en la clausura, el Doctor Octavio Amiama Castro dictó una conferencia
denominada Santo Domingo en la cartografía antigua.
Aunque se encuentran de manera dispersa y en un
mal estado de conservación y sin catalogar; en el Fondo Antiguo de la
Biblioteca Pedro Mir (UASD) aun se puede apreciar algunos mapas. A partir de
esta investigación se ha podido localizar algunos materiales cartográficos
contenidos en los libros valiosos que datan del siglo XVIII hasta el XIX. Entre
estos documentos se encuentran: Idea del valor de la Isla Española de
Antonio Sánchez Valverde (1785). Asimismo aparecen dos mapas del cartógrafo
español Juan López: Carta Náutica que Comprende los desembocaderos al Mar del
Norte, viniendo de la Jamaica y de la Isla de santo Domingo (1782) y Carta
Plana de la Isla de Santo Domingo (1784). En el libro: An historical
survey of the French Colony in the Island of St. Domingue de Bryan
Edwards (1797) se encuentran dos mapas uno titulado: Hispaniola Or Saint
Domingue dibujado y grabado por John Luffman; y el otro es el mapa publicado
por J. Stockdale Piccadilly (1806). Esta fecha llama la atención debido a que
el libro fue publicado en 1797, lo que pudiera indicar que el mapa fue inserto
posteriormente a la publicación del mismo. Una obra de mucho valor y quizás
única en el país lo es el Portulano de la América Setentrional [sic]
de 1809 (aumentado y corregido en 1818) también localizado en el Fondo Antiguo.
También se han localizado hojas sueltas de algunos mapas que pertenecieron
a atlas y libros.
En la década de los 1960, y con mayor actividad
en los años setenta se inicia el interés por coleccionar mapas antiguos de la
isla de Santo Domingo y el área del Caribe, por parte de coleccionistas
privados, quienes adquirieron sus mapas directamente del exterior, o comprados
a marchantes que los traían a vender al país. Entre estos coleccionistas se
destacó el señor Juan Rafael Pacheco, quién reunió una colección de más de 300
mapas que estuvieron exhibidos permanentemente en las oficinas de la Central de
Créditos. Parte de esta colección fue dada a conocer gracias a un trabajo
publicado en 1976 para la revista M & M de la Pontificia Universidad
Católica Madre y Maestra por el historiador Pedro Julio Santiago.
Eventualmente,
hacia finales de los años 1990 esta colección se dispersó y pasó a formar parte
de otras colecciones en instituciones privadas como la Fundación Sinfonía,
adquirida por el Centro León a principios del 2000. De igual forma adquirió las
colecciones del Banco Popular y la Fundación Eduardo León Jimenes, convirtiéndose
en una de las instituciones que conserva una de las más importante y relevante
colección de fondos cartográficos, antiguos y modernos de la Isla de Santo
Domingo y zonas del Caribe, los cuales datan desde finales del siglo XVI hasta
principios del XX.
En
el año 2008 el Banco Popular Dominicano adquirió de la Superintendencia de
Bancos partes de los mapas que pertenecieron a la Central de Créditos, los
cuales a su vez fueron donados al Archivo General de la Nación.
Finalmente debemos destacar la colección del
coleccionista y dealer dominico-americano radicado en la ciudad de Nueva York
Joseph Gonzalez y Ralph Magnus, quienes en la actualidad poseen la mayor
colección de mapas de la Isla de Santo Domingo y el Caribe, iniciada en 1988.
Hasta la fecha, el patrimonio cartográfico de Gonzalez cuenta con un aproximado
de 400 obras, mapas, libros e ilustraciones.
Estado de Conservación
Por tratarse en su mayoría de obras sobre papel,
estos mapas están expuestos al deterioro y daño ocasionado por los agentes de
riesgo que normalmente afectan a cualquier obra sobre papel, como son: daños
físicos por manipulación y almacenamiento inadecuados, el uso de materiales y
técnicas inapropiados para su almacenamiento y exhibición, así como también por
ataque de plagas, y condiciones ambientales inadecuadas. En este proyecto se
propone realizar anotaciones generales sobre el estado de conservación de las
colecciones visitadas, para establecer sus las necesidades de conservación.
En general, estas colecciones se encuentran
almacenadas en condiciones de abandono en ambientes de alta humedad relativa y
sin ningún tipo de control ambiental, siendo común encontrarlas guardadas
apiladas sin protección o en estuches y enmarcados ácidos, sin mobiliario
adecuado, y a veces colocadas directamente en el suelo. Asimismo, la mayoría de
los encargados de su custodia desconocen las prácticas elementales de
conservación y manejo de colecciones. Aquellos mapas que han sido enmarcados
para exhibición muestran degradación y manchas por el empleo de materiales
ácidos de montura y enmarcado. En estos casos, la constante exposición a la luz
ha resultado en el desteñido de la imagen, oscurecimiento generalizado y
debilitamiento del soporte a causa de su deterioro acelerado. El agua ha sido otros
de los agentes que ha provocado daños en el papel, creando manchas que afectan
la apariencia de los mapas en sentidos general.
En algunos casos se observaron intervenciones
desfavorables, entre las que podemos citar: forrados innecesarios con papel tisú
o tela, aplicados por presión, provocando así la desaparición de la huella que
las planchas de cobre dejan en el papel; aplicación de injertos con adhesivos
inapropiados, coloreados no originales, y repintes inadecuados.
Análisis iconográfico
El estudio de los elementos iconográficos que
presentan los mapas de la Isla de Santo Domingo revela una serie de relaciones
entre el arte y la cartografía, cuya interpretación se ha realizado a partir de
los presupuestos de la metodología iconológica considerando la relación
existente entre los componentes estéticos y el contexto cultural. A través de
la selección que hemos realizado podemos observar los vínculos que establecen
los signos-objetos y la dinámica que revelan entre los iconos-objetos tales
como las construcciones de rosas de vientos, personajes mitológicos, escudos de
armas o emblemas, elementos de la fauna y la flora, y las profusas y elaboradas
cartelas, a veces recargadas con un exceso de ornamentación, cuya única esencia
de parte del productor es glorificar a su promotor o a sus mentores. Asimismo
atraer la atención de potenciales compradores y coleccionistas.
Pretender profundizar en el porqué de estos
impulsos iconográficos suele ser un tema no exento de complejidad, dado que en
la mayoría de los casos, su presencia obedece a más de una razón como sumario
de toda una tradición cultural del mundo occidental. En fin, los dibujos que se
presentan en los mapas están inspirados en la tradición pictórica de la
Antigüedad Clásica, de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco combinando
hechos reales y otros simbólicos o fantásticos. Entre los elementos más
característicos existe una combinación de componentes mitológico, religioso,
ideológico y en escasas ocasiones precolombinos como elemento estilísticos.
En relación a la interpretación iconográfica de
los mapas, se puede decir que los niveles de significado de un mapa son
similares a los de un cuadro. En el primer nivel de los signos, símbolos o
emblemas decorativos individuales de un mapa se asemejan con los motivos
artísticos individuales. La identidad del lugar real representado en un mapa se
supone que sea equivalente al segundo nivel de Panofsky o a un segundo nivel de
interpretación. Este es el nivel, el del lugar real, en que los historiadores
han usado más los mapas. Para evaluar los lugares reales de los mapas se
ha desarrollado la mayoría de las técnicas interpretativas, enfocadas ya sea a
la precisión planimétrica, o bien al contenido. El tercer nivel interpretativo
de un mapa es el estrato simbólico. Desde este nivel se podría considerar que
los mapas actúan como una metáfora visual de los valores más importantes de los
lugares que representan. Los mapas de la Isla de Santo Domingo y la propia zona
del Caribe, -en donde la isla se encuentra inserta- siempre están cargados de
valores culturales y representan una topología social con un dominio propio
culturalmente reafirmado.
Conclusiones
Los
mapas de la isla de Santo Domingo que se elaboran desde principio del siglo XVI
hasta la segunda mitad del siglo XIX tienen un objetivo común: divulgar una
serie de contenidos geográficos que contribuyen a la gestación y transformación
de la estructura política, social y económica de la isla y la región en la que
ésta se encuentra inserta.
El pensamiento artístico de los
distintos mapas oscila entre el barroco y rococó, según sean más radicales o
más moderadas, situándose los mapas holandeses en una corriente radicalmente
barroca y los mapas franceses en el rococó.
Muchos de nuestros mapas no brindan un
gran margen de acción al impulso creador, pues se muestran muy críticos
con aquellos dibujantes y grabadores obsesionados por copiar productores de
materiales cartográficos que les anteceden, obviando las transformaciones
constantes que se daban en los distintos territorios, aun así, muchos autores están
de acuerdo en que la actividad artística evidenciada en los mismos, combina múltiples
conocimientos, entre ellos: anatomía, mitología y otros elementos
complementarios, pasando por la reflexión y la observación de la naturaleza.
En relación a la imaginería y los
textos insertos en las cartelas no se puede negar su significado y carácter simbólico. Mucho de
ellos vinculados a intereses económico, sociocultural, religioso y político,
así como otras esferas del poder. Los mapas pueden ser decodificados de
la misma forma que otros sistemas de signos no verbales. La representación del
mundo en cartografía se construye a partir de signos, convencionales o no,
símbolos o metáforas e imágenes retóricas. Además, el estudio de estos
componentes debe realizarse en su contexto histórico.
Los nombres más
destacados de estas producciones están en consonancia con los principales
cartógrafos, editores, dibujantes y grabadores de documentos cartográficos que
sobresalieron en el Continente Europeo: Bordone, Ramusio, Gastaldi, Porcacchi,
Mercator, Ortelius, Bleau, Jasson, de Fer, Bellin, Faden y algunos otros a
los que no suele dedicarse tanta atención y que ganan en importancia, dependiendo
de las preferencias históricas y estéticas.
La
producción y el mercado estaban radicados principalmente en Venecia, Ámsterdam,
Paris y Londres. La información a la que podía acceder el cartógrafo había sido
ya filtrada por diferentes agentes y se hallaba expuesto a las ideas, actitudes
políticas, estereotipos étnicos, valores culturales y convicciones ideológicas
arraigadas en el pensamiento general.
La
mayoría de estos mapas fueron publicados en atlas, relatos de viajes, textos
históricos. Frecuentemente las casas editoriales tenían en almacén hojas
sueltas a disposición del público. Esto quiere decir que no todos los mapas han
sido extraídos de libros.
A
pesar del valor histórico, patrimonial y económico que poseen este tipo de
documentos, algunas instituciones no poseen un plan de conservación preventiva
que pueda garantizar mayor tiempo de estabilidad, ni tampoco con un inventario
actualizado de su patrimonio cartográfico. Entre estas instituciones destacamos
la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
El objetivo de la difusión de imágenes y
descripciones de algunos de los mapas de la Isla de Santo domingo ha sido
concienciar al público para que reconozca su valor artístico e histórico, al
tiempo que se transmiten una serie de contenidos culturales y se informa sobre
los distintos estilos empleados a lo largo de la historia.
Recomendaciones
El
conjunto bibliográfico que contiene informaciones acerca de los mapas antiguos
de la Isla de Santo Domingo y sus autores es relativamente abundante, la
dificultad de estas informaciones es que se encuentran totalmente dispersa.
Otro
inconveniente es que en la actualidad muchas de las colecciones existentes no
están abiertas al público y por lo tanto muy pocas personas pueden acceder a
esta valiosa información, es por ello que realizamos las siguientes
recomendaciones:
1. La
realización de un inventario y catalogación que nos ayude a identificar un
aproximado de la cantidad de mapas que actualmente existen, dónde se encuentran
y quiénes los coleccionan, sean estos coleccionistas privados, instituciones
públicas y privadas.
2. La
realización de investigaciones y publicaciones que difundan la riqueza cartográfica
entorno a la isla.
3. Abogar
por entrenar a los propietarios y custodios de estas colecciones en la adopción
de medidas sobre el cuidado preventivo a
fin de mantenerlo en condiciones óptima de conservación.
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